viernes, 16 de enero de 2009

UNA FRACCIÓN

Una fracción de tiempo. Una flaca y escuálida fracción de tiempo, separa vivir de morir.

La dimensión de la cocina debía ser grande -Eso pensaste cuando nos reunimos en mi estudio- tu abuela había sido una gran cocinera y siempre se movió en un espacio amplio e iluminado, dijiste. Hasta que se hizo vegetariana a ella le perdían los crustáceos, y aunque en este país se pasó hambre ella nunca lo vivió así, - la debías haber visto manejarse con esos bichos – me contabas mientras encendías un Fortuna.
- Eres ambiciosa.
- No. Quiero salvar la vida.

Nunca antes había diseñado un espacio escénico tan concentrado. Como tus caldos. Despierta curiosidad esa colección de corchos, como si cada botella descorchada conservara en su tapón la historia de quienes la tomamos, siempre desordenados pero provechosos, conservando el color de lo que un día acechó. Hablamos de lo humano y lo divino, del futuro, de un instante, de cine y ciencia ficción, y tú siempre en ella como tu abuela en la suya, como Sally Field en su papel de Laura Walker pero en tu serie, despachando a escote.

- Kevin, ábrete un par de “alhambras” que habrá que esperar al resto de comensales pero nunca sedientos.

Empezamos picando kikos…de los que a ti y a mí nos gustan. Esto es un inicio aromático, acabar con la inercia de la velocidad cotidiana como dios manda. Me cuentas que para que el arroz salga perfecto, el bogavante habrías de echarlo vivo y nunca has podido…

- no lo he conseguido jamás…vengo pensando todo el camino del supermercado aquí cómo lo haré esta vez, la última lo metí directamente al congelador…con la bolsa de la sección de pescadería y todo…le hicieron unos agujeros para transpirar…no pude mirarlo a la cara…

Hay muchas maneras. Una vez alguien me contó que había que empezar por matar la langosta en agua caliente, y digo matar porque no se trata de cocer…podrías partirlo en vivo, pero plantea problemas. Así lo mejor, es atarlo a algo que flote…como una tabla de salvación…se sumerge en agua fría con mucha sal, engañándolo, se creerá que vuelve a estar en el agua salada del mar…y en un golpe traicionero, lo llevas a punto de ebullición. Haces que hierva, y después… apagas.

Vuelves a abrir el congelador e introduces la nueva bolsa taladrada… En media hora estará cadáver –dices.

Reímos y bebemos. Laminamos, troceamos, exprimimos, sazonamos, rallamos, condimentamos, tostamos, untamos, confitamos…esperamos. Cuando haya llegado el último echarás el arroz y con él “el bicho escarchado”…así es la muerte, un gran refrigerador, industrial de grande y donde cada uno lleva su etiqueta con la fecha de consumo…pero todos en la mesa hablamos de vida, cada uno de nuestros trabajos y nuestras angustias, de alguna fiesta pasada o pendiente, del último disco que alguien compró en fnac… Ya es la hora, tienes que hacerlo, recuerda que está en el congelador…

La música que Jose escogió como siempre fue acertada... “My Girls” de Animal Collective es un tema perfecto para cortar jamón como sólo él sabe cortarlo… Estáis ahí en la cocina que yo delimité y la canción crece y él emocionado silba y se escuchan vuestras risas…y cuando cierras la puerta de ese sepulcro helado, te das la vuelta con todas tus fuerzas, quieres, necesitas que sea rápido, quitarte de las manos homicidas el invertebrado… en ese giro, tu chico puñal en mano como pedro navaja no te ha intuido, siempre lo hace, pero esta oportunidad ha pasado, la ha perdido…el afilado acero de la hoja, hendido, ha ido seccionando todo lo que a su paso estorba sin que nada lo obstruya… porque traza una delgada línea hacia el corazón, sesga la vena cava y corta por algún lugar el intestino, cruza tu páncreas, traspasa el estómago hasta ensartar tu hígado...tus ojos que aun se mueven se están empezando a congelar y lo buscan… en esa fracción que habita previa al corazón, lo encuentras… te acabas.

…Desde el principio no resultó todo lo amplia que tu necesitabas.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que el invierno y su crudeza se retiren pronto, y podaís volver a la casa de la fiesta, donde el espacio, si bien no es infinito, se reinventa cada vez que es necesario. Ayer me descubrí a mí mismo en el baño hablando con Dory y con el cuchillo del jamón (no había otro más grande) en mi puño, quizas sean costumbres de la gente solitaría. Proposito de enmienda, ya lo sé.

Anónimo dijo...

Una sola lectura no me vale. Ni dos. Necesito volver a leer esta Fracción... mojarme en ella.

Nos leemos en la segunda vuelta.

Besos, besos infinitos.

patry dijo...

impresionante, me has dejado sin palabras, ensimismada en el relato que he leido 3000 veces...te acabas, te acabas de bordar un lunar más en la esfera de lo magnífico....maravilloso

Anónimo dijo...

gastronomía, muerte, amistad, familia, pasado y presente, hogar, confort, compartir, todo en un maravilloso relato de vida.
Un beso

Anónimo dijo...

sigues haciendolo genial..

saludos..

pirata

Anónimo dijo...

Yo también necesito otra vuelta. Mientras comámonos unos a los otros.

combatientes70 dijo...

perfecto... espero que sea sólo ficción... enseñaré a josé a cortar el jamón de su suegro con las manos... pa evitar vueltas inútiles y que tu corazón siga bombeando con toda tu fuerza... besos que te necesitan en este soleado madrid de enero... los días son más largos...

Anónimo dijo...

aunque tarde te leo...
pero no me salen las palabras... es tan bonita esa prosa...sin palabras...maravilloso ese relato.
dory

Anónimo dijo...

14 lecturas y no sé concluir... cada una de ellas me despierta algo nuevo. Soy muy lenta... efecto retardado. O demasiado perspicaz.

Me encanta el relato... Aunque desde ahora, jamás volveré a ver cualquier jamón con los mismos ojos.

Besos para ti y también para Jose.