
Ropa interior. La justa R. que luego la utilizas poco...Pijama. Pa cuando nos encontremos en el desayuno.Vestido rojo, medias lunares, botas altas. Jueves noche...Minivestido ne

Nenaaaa, a veces las bragas esconden y cumplen bien su función...

Aquí empieza nuestra colectiva aventura madrileña. Mañana, el moli, la maestra y yo tomaremos el tren de las 8:45 Jaén-Atocha. Unas cañas con la Cinti, Antonio, Uge, la Vero, su Daniel...la gata llega el viernes, y mochila a cuestas pa la Joy. Luego se incorporará su Paco. Aunque en origen el objetivo es el concierto demoscópico del viernes con los “Lesbian”, ahora y disfrutándolo seguro parece quedar en un anécdota ante la avalancha de exposiciones, acontecimientos deportivos, obras de teatro y salas de moda que recorrer en tres días y medio.
Me apetece ir a un japonés. Quiero ir a un japonés. El último en el que estuve ahí (Suntori) en la Castellana me gustó. Muy pijo, pero me gustó. Mis últimas visitas a Madrid, han sido diferentes. Adultas y “tranquilas”, imposibles, furtivas en busca de mi amante. Huyendo de desordenes establecidos. Restaurantes caros, de diseño, de donde alguna vez escapamos sin pagar. Serenos hoteles convertidos en morada. En casa nos vemos, sabiendo que nuestra casa quedaba instalada en la 517 del NH Nacional ó en la 305 del también NH Príncipe de Vergara ó en el 18 de Alberto Aguilera... Apenas sin hacer ruido. Trenes, autobuses, aviones que me llevan, encuentros y escasos desencuentros, adioses y nostalgias retratadas por Hopper para ambos. De alquiler. Nunca quiso comprarme, quizá, y sólo quizá, porque siempre supo que no era una buena inversión.
Esta vez quiero ir a un japonés... Donde el capullo de Santiago Segura (Minabo), y bailar en el ocho y medio, y cerrar el Elástico a ritmo de “la revolución sexual”, y chupar en los lesbian, y ver Modigliani, y hacer un corte de manga al árbitro del Atleti-BarÇa, ir a 2666 (Alex Rigola)... y escuchar el estruendoso ruido de su gente en compañía de la mía...
ya no vale echarse hacia atrás!!...vamos a ultimar el plan de escapismo